Fuente: Revista CONVERGENCIA N° 43 (9-09-11)
Diario íntimo de una joven judía (1938-1941)
Jorge Luis Borges definió, con lucidez clínica, que “llamamos memoria a la última vez que recordamos”. Es así. Más allá de las intenciones o el esfuerzo para rememorar con precisión, el depósito del pasado es evocado, cada vez, de manera imperfecta: los neurólogos coinciden, hoy, en que las imágenes cambian, se acomodan, se transforman en cada ocasión que las traemos al presente. De allí que resulta necesario diferenciar entre introducirse en un texto donde alguien “recuerda”, años después de los hechos, con poder acceder al “testimonio” original de escrituras producidas de manera simultánea con los acontecimientos.
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