Fuente: Página 12 (19-02-2020)
Como Roberto Arlt casi diez años antes, se derrumbó en la calle. Aquél, el gran artífice, al salir de un ensayo en el Teatro del Pueblo; éste, un narrador que no le iba en zaga y tan autodidacta como él, Alberto Gerchunoff, en la esquina de San Martín y Sarmiento, un jueves todavía del verano de 1950. Lo primero que se podría enunciar, parezca obvio o redundante, es que Gerchunoff fue un escritor argentino. Profunda y auténticamente argentino, subrayaría.
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